Introducción
Más de una persona se interesa por estos días de la situación Medio Ambiental. No es casual, si defendemos la máxima de que “es todo lo que nos rodea”. La Pandemia de la Covid-19 ha dividido a la comunidad científica en cuanto si ha sido beneficiosa o no para el planeta Tierra esta situación, incluso hay muchos que proclaman que no ha sido más que el resultado de esta última pidiendo un “reposo necesario”.
Cierto es que llegamos a esta pandemia con una situación medioambiental preocupante:
Contaminación del aire
Consecuencias palpables del cambio climático
Sequía, Desertificación
Pérdida de la Biodiversidad
Explotación no adecuada de los recursos naturales (agua)
Pérdida de ecosistemas marinos y terrestres
Hoy a 5 meses de que a nivel internacional la humanidad se haya visto necesitada de un stop en sus vidas diarias y un tiempo prolongado en sus casas, no es de dudar que la realidad ha cambiado:
Se tiene constancia de que se ha generado considerablemente una disminución de la emisión de CO2 (25% menos), resultado de que existan menos aviones en los cielos (Europa solamente ha cancelado el 90% de sus vuelos), menos autos en las carreteras (ha disminuido a nivel global en un 50% en relación a esta misma fecha en el 2019). Fábricas e industrias con menos producción y una disminución del uso de carbón, petróleo y gas, entre otros muchos más ejemplos. Con esto hay menos gases contaminantes en la atmósfera y hay una recuperación en el agujero de la capa de Ozono
Los sismólogos han notado que el planeta vibra menos.
Hay innumerables fotos en las redes sociales que demuestran ríos, y ciudades mucho más limpios y animales que ahora se pasean por las calles sin humanos a su alrededor.
La Agencia Internacional de Energía estima que el mundo en este año consumirá un 6% menos de energía que en años anteriores.
Todo pareciera indicar que vamos hacia un planeta más verde, un dilema complejo, pues aunque todo parezca ir viento en popa, hay quienes defienden que no todo es color de rosas y que vivimos un “shock histórico”. Aunque se puede hablar de impactos positivos no hay claridad en cuanto a la temporalidad de estos, ya que se deben en su gran medida a la desaceleración económica y al sufrimiento humano.
Por tanto se habla de un “alivio temporal”, ya que se espera que pasada la situación de emergencia las grandes potencias reanuden el uso de los combustibles fósiles y se regresen a las viejas prácticas de consumo que se tenían antes de esta situación de emergencia. Por eso el efecto definitivo del Coronavirus en el planeta será en función de las decisiones que tomemos para que los cambios sean definitivos y no a corto plazo.
Que significa esto ¿qué la humanidad tiene que reinventar su relación con la naturaleza? Muy probable que así sea, pero cómo, se llevan años intentando formar y desarrollar en el hombre una conciencia ambiental que así lo permita. La pandemia ha demostrado formas alternativas de hacer las cosas ¿Cuál de ellas vamos a mantener luego de que esta pase?
Para responder a estas interrogantes hay un eslabón común: El hombre, es su sentido genérico, y el tan reclamado cambio comportamental. Hay dos variantes en este sentido uno tiene que venir por voluntad política de los gobiernos y otra en cambios significativos en las rutinas personales.
Ahora cabe preguntarse, cómo impacta esta situación internacional la realidad de nuestro país. Científicos y especialistas trabajan incansablemente por aportar los resultados de la ciencia que han ido obteniendo, en función de acciones de mejoras en la producción de alimentos, los sistemas de alerta temprana y de vigilancia del clima, el desarrollo de los Sistemas de Información Geográfica que grafican los resultados de los modelos matemáticos que son corridos por un grupo multidisciplinario de expertos como contribución a la toma de decisiones.
En la región de América Latina y el Caribe, se comparte el desafío de construir una visión propia para la adecuada implementación de la Agenda 2030. Sin negar la heterogeneidad regional debemos ser capaces de expresar con una sola voz la importancia de alcanzar para nuestros pueblos un nuevo paradigma de desarrollo que asuma como eje central el bienestar del ser humano, “sin dejar a nadie atrás”.
Sin lugar a dudas nuestra añorada sostenibilidad y prosperidad, vendrán de la mano de la educación y formación de valores, la salud, la ciencia, la tecnología e innovación, la cultura, la comunicación social, la defensa y seguridad nacional, el uso racional y la protección de los recursos y el medio ambiente, en amplia coherencia con los objetivos y metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, cumpliendo también con los indicadores y metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible con los que estamos comprometidos.
Como se puede apreciar no se pueden dar soluciones mágicas a la cuestión, solo que a estas alturas no podemos dudar que las decisiones que tomemos hoy serán los resultados y los frutos que legaremos a las futuras generaciones. Por tanto empieza tú, ¿qué cambios te propones?